Fantasmas.

Una calavera sonriente que viene a por ti.

No me refiero a los fantasmas de novelas o películas, esos espectros que nos quieren hacer creer que aparecen en distintos momentos del día como almas en pena que se han dejado algo por hacer en este mundo. Apariciones de personas que se las daba por desaparecidas o lo que se está poniendo de moda por las dichosas películas de Hollywood, una chica adolescente con pelo negro largo desordenado y cara pálida que aparece por doquier porque nos pretende llevar no sé muy bien a dónde, simplemente no creo en ellos. En esta entrada quiero teclear sobre esos fantasmas que tenemos todos nosotros en nuestra cabeza y que tenemos que pelear contra ellos diariamente.

Esos fantasmas están producidos por experiencias y avatares que nos suceden en nuestra vida diaria, son como largas cadenas enganchadas a nuestra mente que nos lastran y que no nos dejan avanzar. Evidentemente a medida que se van cumpliendo años se tienen más fantasmas ya que se van acumulando experiencias, por regla general son las experiencias negativas las que nos generan estos fantasmas. Las frustraciones que tenemos de nuestra vida diaria en el ámbito personal o profesional de cada uno son caldo de cultivo para ello.

No existe una norma general a la hora de definir que clase de fantasma es el peor, todo depende de la persona, el entrono socio-cultural, la experiencia del sujeto en cuestión y la edad cuando ocurren los hechos a parte de otra serie de factores personales que serian innumerables.

Ciertos fantasmas nos acompañarán para toda la vida, o casi toda, ya que la experiencia en cuestión fue muy dolorosa, algunos otros desaparecen simplemente porque tienes la oportunidad de arreglarlo o se van diluyendo poco a poco por la edad. Existen los fantasmas del desempleo, del hambre, de la guerra, de la soledad, pero el único fantasma universal que afecta a toda la raza humana a lo largo de su historia es el fantasma del desamor, se han producido guerras, se han escrito libros, poemas, películas, canciones, grandes personajes de la historia han sucumbido por desamor y un largo etc. Además es un fantasma que se puede alargar a lo largo del tiempo y afectar a las futuras relaciones que esa persona pueda tener, conozco varios casos, así que creo que ese es el peor de todos ya que el ser humano es un animal social y nos debemos los unos a los otros.

¿Cuál es la solución? Evidentemente no tengo la respuesta pero dejarlos encerrados en una habitación y tirar la llave no creo que sea lo más correcto, tenemos que abrir esas “habitaciones” de nuestra mente y dejar que se aireen para que esos fantasmas desaparezcan con el paso del tiempo o sencillamente se vayan para llenar la “habitación” de todo aquello que nos haga vivir en plenitud, porque estos fantasmas nos atemorizan demasiado y no nos dejan disfrutar de la vida, incluso puede que a lo mejor paguen justos por pecadores.

No creáis que yo no tenga fantasmas o no los haya tenido, todos tenemos nuestras experiencias y a pesar de los años que tengo esos fantasmas suelen aparecer de vez en cuando. Particularmente tengo uno que se niega a desaparecer, lucha denodadamente para que no lo olvide, vaya por donde vaya allá me lo encuentro y aparece por sorpresa como los buenos fantasmas. Ése es el peor castigo que puedo tener, creo que ese fantasma lo llevaré durante toda mi vida aunque lo tenga ya superado con creces o eso creo.

Por cierto, ¿qué fantasmas tenéis? Coméntamelo, nos vemos en la siguiente entrada.

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