El otoño.

El otoño es esa estación del año donde todo se va marchitando suavemente. Llega después del verano, los tonos marrones, ocres y amarillos van llenado los montes y poco a poco nos vamos encogiendo dentro de nosotros mismos. Estación para los nostálgicos y para los melancólicos, para los solitarios y para los afligidos. Quizás sea la estación más apagada ya que es un interludio del verano al invierno, chaparrones fortuitos que cogen desprevenida a la gente sin paraguas por la calle, noches que empiezan a refrescar cuando todavía estás en mangas de camisa y pantalón corto, amaneceres fríos y con una niebla que se asoma tímidamente mientras pasan los días.

Hojas en la acera.
Las noches se van haciendo más largas, el Sol cada vez se va viendo menos y además parece que le cuesta desperezarse porque apenas se levanta por el horizonte, la Luna también parece que le cuesta asomarse en cualquiera de sus fases. Estación que sirve para que los campos vayan entrando en esa pausa necesaria para la recolección de todo aquello que nos da la madre Tierra. Cambian las fruterías a otro color, el naranja de las naranjas y mandarinas, el verde y morado de la uva, aunque sigue habiendo tomates son de invernadero, cuando era crío y no tan crío no había tomates a partir del verano.

Todo cae, las calles se llenan de hojas marchitas y marrones anunciando la llegada del frío, las flores desaparecen y los arboles van perdiendo esa cubierta frondosa que lucen durante medio año, por caer se cae hasta el pelo de la cabeza, así es aunque no os lo creáis. Todo se va ralentizando, la naturaleza va reduciendo marchas y nosotros nos vamos pausando junto con ella, al fin y al cabo somos animales. El hombre moderno con tanta tecnología y tanto vivir en grandes metrópolis se ha ido alejando de los tempos de la Naturaleza y todo ese contacto y saber que teníamos desde hace miles de años lo hemos ido abandonando, nuestro mayores saben más de la naturaleza y el clima que nosotros con nuestra  soberbia tecnológica que nos tapa el intelecto, demasiado satélite meteorológico y poco salir al monte o al desierto para experimentar la naturaleza dependiendo donde estés viviendo.

El cambio de estación se nota pero al contrario que la primavera que la sangre altera, esta estación nos hecha el freno para prepararnos para el invierno. Nos vamos poniendo más ropa y otro calzado, las fiestas se acaban y poco a poco nos recluimos en casa o en algún sitio a cubierto esperando que lleguen mejores momentos para disfrutar. Las bebidas frías se apartan y vamos dejando paso a los calditos y a otro tipo de dieta más acorde con la estación. Aparecen los primeros catarros y refriados, la gripe llegará después, es hora de cuidarse y vacunarse. El cambio de estación se nota en el organismo y en todo lo que nos rodea.

La hojas caen.
Todo esto puede ser muy bonito y muy poético pero el puñetero cambio climático, o eso dicen, lo está alterando todo. Desde que empezó el otoño hemos tenido semanas a 25 º, seguido de días de auténtico invierno para pasar a lluvias continuas y volver  a lo mismo. Uno no sabe ya que ropa ponerse, tienes que tener en el armario ropa ligera por si sale un día soleado o ropa de abrigo por si baja la temperatura. Hace años y no me remonto tanto en el tiempo sabías que el otoño ya era una época de frío, ahora no sabes a lo que atenerte, veremos a dónde nos lleva todo esto.


Saludos a todos.

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